Algunas veces al año bajaba a la capital y me quedaba a dormir en su casa. En una de estas ocasiones, les acompañé a reciclar y por fin pude ver con mis propios ojos de que trataba todo aquello. Al poco de cerrar los comercios del barrio pasamos por al lado de un par de verdulerías. Junto a los contenedores de basura había cajas de madera apiladas y dentro de las cajas algunas piezas de fruta o verdura. A primera vista todas parecían estropeadas e inservibles, pero mirando con más detenimiento, algunas solo tenían un golpe, una rozadura o una sencillamente estaban demasiado maduras para ser vendidas. Pero podían consumirse perfectamente.
Yo ya sabía que en el mundo se desperdicia comida, que los comercios tienen sobre-stocks, los franceses tiran verdura en la frontera y todas esas cosas que salen en las noticias; pero descubrir aquel hecho de primera mano fue un golpe de realidad.
Con el tiempo he ido conociendo a más gente que recicla comida. Si bien yo no lo hacía, mayormente por falta de tiempo, aprendí muchas cosas sobre el tema en Granada. Allí tuve amigos que prácticamente se alimentaban solo de lo que reciclaban.
Bueno, a día de hoy, siempre que me es posible, voy a reciclar. Las razones son (o pueden ser) muchas, depende de cada caso se hará por unas cuestiones u otras. Esta labor tradicionalmente atribuida a mendigos o pobres, ha sido adoptada por gente que quizá realmente no lo es, pero ha conocido una realidad y sencillamente se aprovecha de ello.
Una joven, aparentemente con recursos, cojiendo fruta de una basura.
Yo entraría en este segundo grupo. Además de ahorrarme bastante dinero en fruta y verdura (lo que más se suele encontrar), creo, de la misma forma que puedo reciclar un mueble viejo o un montón de periódicos usados, que no estoy colaborando de forma tan directa en esta vorágine consumista desmesurada.
Sencillamente me duele tirar comida. Jamás lo hago en mi casa (a no ser que esté mala, claro está), y me da pena ver como la sociedad occidental la tira solo por el hecho de no ser “vendible”. Ya no hablo solo de la fruta pocha que me pueda encontrar en el suelo junto a unas cajas de madera rotas después de un día de mercado, sino que en el proceso de comercialización de esas frutas, las que no cumplan unos determinados requisitos (mediadas/peso/color) sean tiradas, etc. Aún en estar en perfecto estado para consumir. (Aquí tenéis una noticia relacionada donde podéis ver algunas de las normas que impone la Unión Europea respecto a la comercialización de fruta y verdura.)
No serán unas zanahoraia modelo, pero están igual de ricas, seguro.
Hay que diferenciar el “producto óptimo para la venta” del producto “óptimo para el consumo”. En esa diferencia radica el hecho de ser consecuentes con nuestro despilfarro material y por tanto, reciclar.
Existen mil formas de hacerlo. Yendo al mercado a última hora y llevarte cajas de fruta o pescado que iba a ser tirada/o por poquísimo dinero, cogiendo la fruta que se ha pochado en casa y haciendo compota, mermelada o una sencilla macedonia, hacer purés con la verdura, etc. También, estando en Granada, tuve amigos que sencillamente iban a las panaderías o fruterías y les preguntaban si podían guardarles el pan de ayer o la fruta mala, de un día para otro, y luego se la daban en mano. ¿Hablando se entiende la gente, no?
Aquí barras de pan en la basura y allí gente muriendo de hambre.
Si pretendéis lanzaros a la aventura de reciclar comida de la basura, hay varias cosas a saber. Lo mejor es ir después de los mercados, sabes que esa fruta hace unos minutos estaba en un puesto e iba a ser vendida. También están las panaderías que cada madrugada (eso dependiendo de la panadería) tiran el pan que les sobró el día anterior.
Por otro lado están los supermercados. Allí encontraréis de todo, en su mayor parte vegetales o frutas, y quizá pan. En algunos se puede reciclar lácteos, carne y demás cosas de nevera o sencillamente cualquier producto que haya pasado de fecha. Estos establecimientos tiran cada día lo que va a caducar al día siguiente, pues nadie quiere comprarse unos yogures que caducan el mismo día que los compras (a no ser que te los rebajen, solución por la que algunos comercios optan).
Tampoco os penséis que esto es una ganga. La mayoría de supermercados tienen los contenedores en un patio cerrado o directamente con un candado para que nadie acceda a ellos. Digamos que alguien rebuscando en sus contenedores es una mala imagen. También existe el rumor de comida contaminada, rociada con lejía o cosas así. Yo no conozco ningún caso de cerca, pero tomad siempre vuestras precauciones. Eso sí, es totalmente ilegal que hagan eso y se les puede denunciar si es el caso, pues es un atentado contra la salud pública.
Algunos días se recoje mucho y otros no tanto...
Cuando lleguéis a casa lavad las piezas de fruta y verdura. Elegid las que realmente sirven o no, quitad las hojas marchitas, etc. Antes de comer cualquier cosa comprobad el sabor y el olor, y ante la duda mejor no correr ningún riesgo. Y sobretodo no cojáis lo que no pensáis usar, de donde lo habéis conseguido seguramente alguien venga después de vosotros.
Un día de suerte, sin duda.
Para la persona a la que le queden dudas o realmente quiera reciclar, imprescindible que se vea este documental. También para todos los demás, que aunque hayáis leído con escepticismo estas palabras, podréis haceros una mejor idea de lo que aquí se ha hablado.
"Los espigadores y la espigadora". Agnès Varda. Año 2000. 80 min.
Yo tampoco soy un experto en el tema ni llevo mucho tiempo reciclando, os he expuesto lo poco que sé. Si alguien quiere contribuir o contar su experiencia, encantado.
Este post se lo dedico a Karine, Lolo, Miguel, Andrea, Javi y otros con quien he aprendido estas y muchas otras cosas.
Salud para todos y mejores alimentos!!!
Edito para añadir más información al tema:
Hoy "yotubeando" un poco me he encontrado con estos interesantes videos. Una información complementária a lo que ya aprendimos sobre reciclaje de comida.
En el anterior artículo pudistéis ver mi visión, y la visión de Agnès Varda, creadora de "La espigadora y los espigadores". En esta ocasión os presento dos nuevas prespectivas de un mismo acto: recoger la comida que otros no quieren.
Desde Estados Unidos, os presento el Dumpster Diving ("Buceadores de Containers"):
Y el reportaje de Callejeros, abordando el tema en España:
2, 3, 4, 5, 6
Curioso el contraste entre los estudiantes universitarios con guantes y linternas frontales en contraposición a los inmigrantes y los abuelos del reportaje de Callejeros. Eso no significa que lo que se vé aquí no suceda allí, ni tampoco viceversa. Eso sí, para mi gusto, demasiado sensacionalista el reportaje de Callejeros, pero lo pongo para que veáis que existen cosas como lo del Banco de Alimentos.
En blogs como el de sindinero.org se pueden encontrar información relacionada, he aquí un ejemplo: www.sindinero.org
4 comentarios:
muy recomendable ver el documental de Agnes Varda , una verdadera lección de: "lo que para algunos no tiene esperanza de vida, para otros empieza a tenerla" en definitiva "revivir".......
Sí, muy interesante el documental... y es brutal el testimonio del último señor que sale.
Son tantas las cosas que se pueden espigar!
que bueno¡¡¡
lástima que sea de hace un año y medio esta entrada, yo vivo en granada y pertenezco a un grupo de reciclaje donde cada semana vamos un par de personas al Mercagranada a coger comida para el resto. Ademas, estamos estudiando Antropologia y queremos hacer nuestro trabajo de campo sobre la gente que "bucea en la basura" si alguien le interesa que deje un comentario aki para seguir en contacto..
pd. no se bien como funciona esto del blog, pero me gustaria contactar con JC..
Muy buenas Emilio y ana,
Somos un grupo de estudiantes de Antropología de la UGR. Estamos realizando un proyecto de investigación exactamente sobre ese tema, gente que ''bucea en la basura'' o ''reciclaje''. Nos encantaría ponernos en contacto con vosotros.
Mi email personal es: ciudadano.en.blanco@gmail.com
Por favor, contactad con nosotros, estamos un poco perdidos. Gracias de antemano.
P.D. Muy buena entrada
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