Menos mal que hoy ya dejamos el hostel. Recogemos las cosas y empacamos las mochilas. Llamo a los hostales de Kutna Hora, uno está lleno pero en el otro nos cogen, es un hombre que no habla muy bien inglés, pero creo que nos hemos entendido. Eso espero, jajjaja! A las 11 devuelvo las sábanas arriba y formalizo el Check-Out. Acabamos de desayunar y salimos a la calle con todos los bártulos encima.
Llegamos en 10 min. a la estación principal, dejamos todas las cosas en una taquilla por 60 CZK. Compramos el billete de ida y vuelta a Kutna Hora (que nos sale por unas 116 CKZ /persona) y también compramos los billetes Praga Dresden para mañana. Estos últimos bastante más caros (510CZK/persona), pues supongo que aún y ser un tren checo, al pasar por vías alemanas tendrá que pagar algún tipo de impuesto. Justo antes de comprarlo les propongo a las chicas terminar el viaje yendo a ver el puente de Bastei, pero ambas me dicen que no, así que me resigno a dejar esa incursión para un futuro viaje. Compramos el billete.
Antes de que salga el tren dirección Kutna Hora tenemos como hora y media para ver algo más de la ciudad. Nos flipamos demasiado al creer que tendremos suficiente tiempo para ir hasta el Charles Bridge y volver. Perdemos el tren tras una carrera inútil por el centro del casco antiguo. Pero por otro lado tenemos dos horas más para estar en Praga. El puente no era gran cosa, demasiada gente y muchos puestecicos de chuminadas para turistas. Abrimos el mapa y decidimos ir a visitar las sinagogas, no están demasiado lejos.
Son geniales, pequeños edificios que parecen sacados de un cuento antiguo. No estoy muy acostumbrado a ver sinagogas así que me parecen muy curiosas. No entremos dentro pq hay una cola de gente notable y no tenemos demasiado tiempo. Lo que sí que hacemos es meternos en un restaurante y nos comemos rápidamente unas cremas de puerro y yo una sopa de pollo. Nada del otro mundo, solo una comida rápida y caliente, no demasiado cara, para seguir nuestro camino sin desfallecer.
Sala Ceremonial del barrio judio.
Sacamos todos los cacharros de la taquilla y finalmente nos subimos al tren de las 15’53 hacia Kutna Hora. Una vez más un tren de camarotes, perfecto para echar una cabezadita. Llegamos a nuestro destino y la “Pensión Sedlec” está justo al lado, sales de la estación y se ve.
Toco el timbre y un hombre de pelo blanco con gafas y ataviado con un mono de trabajo azul me abre la puerta. Enseguida me dice en un inglés sencillo que si yo soy con quien ha hablado por la mañana. Le digo que sí y nos hace esperar unos segundos. Rápidamente vuelve y nos lleva a una habitacioncilla donde está la recepción, allí le doy mis datos y le pagamos la habitación. 220CZK/persona/noche. Antes de pagar nos dice que si queremos ver la habitación. Es un tipo muy amable y agradable de trato, todo el rato ríe, jaajaj! Le digo que no hace falta y seguimos con los trámites. Una vez terminados nos conduce hasta la habitación. Está en la segunda planta. Tiene tres camas perfectamente hechas, con su colcha y sus cojines. Dos toallas, vasos y tazas, un caramelillo de bienvenida e incluso nevera y cacharro para calentar el agua. Después del sitio de donde venimos esto nos parece gloria bendita. Más que un hostel, esto es una pensión. Por los muebles de conglomerado, las cortinas de punto y el hule de la mesa parece una residencia de ancianos o el típico sitio donde te llevan de excursión con el cole. No tiene Internet ni desayuno, pero no nos preocupa en absoluto.
Le damos las gracias al hombre, deja las llaves y se va, no sin antes decir “Hello!”, jajjjaja! Sí, yo también me quedé igual de extrañado cuando me lo dijo la primera vez por teléfono. ¿Cómo podía fiarme de haber hecho bien la reserva con alguien que cuando te cuelga el teléfono te dice “Hello”? Y que cuando le dices que tu nombre es Juan, te pregunta “¿Juan?¿What’s this?”. Jajjaja! Una locura. Estando en ya en casa, después del viaje, entendimos pq el hombre dice “hello” cuando se despide. Es pq en checo, como en italiano, para decir hola y adiós se usa la misma palabra. “Ahoj”, en el caso del checo. Pero claro, ¿cómo alguien podría decirle a ese hombre tan feliz que estaba equivocado cuando soltaba amablemente “Hello”?
Nana se da una ducha, Keira lee a Terry Pratchett y yo me como una manzana y una barrita de cereales. Salimos a la calle y todo nos parece perfecto, un poco saturados de tanta gente y tanto que ver en Praga, no es extraño que esta pequeña ciudad nos parezca lo más tranquilo del mundo.
Sedlec era un pueblecillo pegado a la ciudad de Kutna Hora, con lo cual ahora es uno de sus barrios, además es donde está el osario, que es lo que hemos venido a visitar. Ya son más de las siete de la tarde y sino está cerrado, estará apunto de cerrar. Nos lo reservamos para mañana por la mañana y nos dirigimos hacia la el centro de la ciudad.
Un indicador del Osario de Kostnice, que por lo menos tine que ser de los 70, nos anticipa el pasaje que viviremos mañana.
De camino, vamos por una pequeña carretera comarcal con alguna que otra fábrica y almacenes a lado y lado. Nos encontramos con un supermercado enorme, el típico a las afueras con un montón de aparcamientos. Se llama Albert y es prácticamente igual que cualquier super de estos tochos, rollo LIDL, ALDI o así. Compramos yogurt y cereales para desayunar mañana y pan y embutido para hacer bocatas para el viaje de vuelta. También algún plátano y frutos secos. El agua la sacaremos del hostal, está buena.
Salimos de allí y continuamos nuestro paseo. Son 2km y medio desde Sedlec, así que al tardamos un buen rato hasta llagar al centro. Son poco más de las ocho, pero ha oscurecido y apenas hay gente por la calle. Los comercios están cerrados (también pq es domingo) y solo hay un par de restaurantes y algún bar de apuestas (que parece que les gustan mucho) abiertos. Es muy curioso pq en estos locales, la gente suele apostar por partidos de hockey además de tener tragaperras y juegos de casino. En todos hay un cartel luminoso que sale hacia la calle indicando la cifra que hay de Jackpot acumulado en ese mismo instante.
Tenemos hambrecilla y nos metemos en un restaurante a comer. Es una especie de mejicano raro, pero tiene de todo, también cosas típicas y pasta. Es realmente barato, los precios están en euros y hay carta en español (que lujo saber lo que vas a pedir!). Nos ponemos las botas, comemos bien y poderoso, y esta vez hasta postre. Para beber me pido la cerveza que se fabrica aquí, se llama Dačiký. Tiene distintas variedades pero yo elijo la dunkel (negra). Esta muy rica, notable sabor a tostado. Lo que es también curioso es lo que se pide Nana para comer, un plato de pollo al estilo del señor Dačiký. Nos imaginamos que es el noble que hay en la etiqueta de la cerveza, y acabamos inventando una historia donde además de borracho, se trata de un malvado señor que obliga a sus lacayos a trabajar el doble para poder fabricar más y más cerveza. Los postres, como no, están de rechupete y las “tortitas al viejo estilo checo” que me he pedido están increíbles. Muy parecidas a las torrijas, con azúcar moreno, canela y mermelada de naranja dulce por encima. Mmmmmm!!! Nana descubre que en el baño de mujeres el inodoro se limpia solo, con un brazo robótico!
Ahora mismo son las 10 y media de la noche, pronto, pero estamos mataos de sueño y mañana nos queremos levantar a las 7 para estar en la puerta del osario a las 8. Buenas noches, mañana será un largo día!"
3 comentarios:
PLEASE! un dibujo de ese brazo robótico, no consigo imaginar de dónde sale.......
Ah! ya lo he visto en el video de Nana (no me acordaba que las letras estaban en verde y podia verlo)..SORRY!
jajaja! ese video es muuuy friki
XDD
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