DÍA 4º y último:

“6 de Octubre del 2008. Sedlec, Kutná Hora. Chez Repúblic.

Nos levantamos pasadas las siete. Keira se ducha y desayunamos rápidamente. Hoy hemos dormido realmente bien y de un tirón, lo que es de agradecer. Silencio y camas de espuma, que para unas noches pues está genial. Sin perder demasiado tiempo nos dirigimos a Kostnice. Llegamos pasadas las 8 (hora que nos habíamos propuesto), pero ha resultado ser mejor así, pues parece ser que no abren hasta las 9. Se ve que han cambiado el horario de Setiembre a Octubre y los carteles están por actualizar.

Lo primero que llama la atención al llegar al lugar es que la capilla gótica está inclinada hacia un lado, tal como la Torre de Piza. Da la sensación de que en cualquier momento vaya a desplomarse. La capilla, dedicada a Todos los Santos, está en el centro un pequeño cementerio con lápidas y tumbas amontonadas, sin aparente orden. Anunciando lo que uno se encontrará en su interior, en la acera hecha de adoquines de piedra se dibuja una calavera y en lo alto de los muros del cementerio, a lado y lado de la puerta hay otras dos calaveras talladas en piedra. Bastante dañadas por el tiempo.


Mientras esperamos a que abran las dos chicas se meten en la cafetería que hay enfrente y yo decido ir a dar una vuelta por los alrededores del cementerio. En esta zona no hay edificios de más de 3 o 4 plantas, y la mayoría son casas bajas con un poco de jardín enfrente. Todas bastante destruidas, sin pintar y como si se hubieran ido construyendo sin planificación. Cada una diferente a la de al lado. El típico barrio a las afueras de una pequeña urbe.

Finalmente abren la capilla. Pagamos 40CZK por ser estudiantes (yo siempre que puedo me hago pasar por estudiante… ya que no tienen descuentos para pobres…), y nos dan una hoja de papel plastificada que contiene la historia del Osario. Las hay en varios idiomas y nos dan una en español, genial.

El lugar es increíble. Ya desde la recepción se ve la escalinata que baja y el centro donde están las cuatro pirámides con calaveras. A lado y lado de la escalinata hay dos grandes cálices hechos completamente de huesos humanos. Al llegar abajo te das cuenta de que no es un espacio muy grande. Imaginaos una capilla pequeñita, con techos bajos y como es costumbre, en forma de cruz cristiana. Como si de guirnaldas se tratase, de cada bóveda y arco cuelgan ristras de calaveras con dos fémures en equis. (Hoy día la calavera con dos fémures cruzados debajo simboliza muerte, pero para algunas creencias de antaño, simbolizaba el alma). De la bóveda central además cuelga una impresionante lámpara de araña construida totalmente con huesos. Parece ser que el único elemento no arquitectónico que no está hecho con huesos es el cristo en la cruz que hay en el ábside.

Centro de la capilla, con las "guirnaldas" y la lámpara de araña. ------- Que mejor camiseta que la de los Tumularios Cantores... esta foto va -----------------------------------------------dedicada a Patrick Frisch, su autor.

Aparte de las macabras decoraciones, lo que más impresiona es la cantidad de huesos amontonados en cada una de las cuatro esquinas de la capilla. Se cree que en todo el osario hay alrededor de 40.000 esqueletos humanos, así que imagino que en cada una de estas cuatro inmensas montañas de huesos por lo menos hay 8.000 esqueletos. Otro elemento que te deja sin habla es el escudo de armas de la familia Schwarzenberg realizado, como no, completamente con huesos humanos. Esta familia fue la que encargó a un tallista de madrea, František Rint, en 1870, que pusiera en orden los montones de huesos.

La mayoría de huesos provienen de la Peste Negra (s.XIV) y de las posteriores Guerras husitas (s.XV). De hecho hay unas vidrieras con cráneos de guerreros husitas. Dichos cráneos presentan heridas de guerra, por supuesto mortales. Es muy curioso ver como cada calavera es distinta a las demás. Unas son grandes y robustas mientras que otras son más pequeñas y afiladas. Uno casi se puede imaginar el temperamento del propietario de cada uno de esos cráneos. Un guerrero fuerte y temido o quizá un astuto y perspicaz estratega.















Ecudo de los Schwarzenberg, genial la figura de abajo a la derecha. --Uno de los cráneos de guerreros husitas. ¡Eso sí es una herida mortal!
Representa un cuervo picandole en el ojo a un turco.

Es extraño, uno lee todo esto sobre el Osario de Sedlec (yo lo hice antes de ir) y se imagina cómo debe ser el hecho de estar rodeado de tanto esqueleto y lo macabro del asunto. Pero la verdad es que una vez allí me sentí cómo si estuviera en un lugar agradable. Me explico, quizás si el osario se hubiera construido en unas catacumbas oscuras, vagamente iluminadas con lámparas de aceite, enturbiadas por un irrespirable ambiente húmedo y con calaveras en lugares inesperados, pues quizá sí me hubiera sentido algo incómodo a la par que fascinado. Pero el sitio no era así, estaba bien iluminado, con espacios amplios y la visión de la salida siempre cercana. Además los huesos parecen tomar otra calidad, están desnaturalizados, formando objetos cuales materiales de construcción. No digo que no deje de ser algo impresionante y digno de ser admirado. Digo que no esperéis ver algo super macabro y que te ponga los pelos de punta de verlo. Igual somos unos insensibles, pero mis dos compañeras opinan parecido.


Después de este gran momento, la catedral de los cistercenses que visitamos a continuación, no nos parece gran cosa. Por fuera impresionan sus dimensiones, pero dentro, aparte de que la están reformando, está bastante vacía.

Nos dirigimos hacia el pueblo para aprovechar las 2 horillas que tenemos antes de coger el tren. Nana se ha torcido el tobillo en el Osario y como le duele un poco prefiere irse al hostal y descansar.

Keira y yo nos vamos hacia el centro recorriendo el mismo camino que hicimos ayer. Al llegar hay bastante bullicio. Los comercios que ayer vimos cerrados hoy tienen las puertas abiertas y muestran sus productos a los transeúntes. Buscamos el camino a la Iglesia de Santa Bárbara ya que las fotos que hemos visto de ella impresionan. Llegamos sin muchas dificultades y, como no, hay que pagar por visitarla. Así que nos conformamos con admirarla por fuera, con sus arbotantes y otros elementos arquitectónicos góticos. Pero lo que más me gusta de este lugar, son las vistas. La iglesia, que más que iglesia parece catedral, está situada en una especie de colina pequeña. Desde allí se divisa, por un lado el bosque multicolor (ahora en otoño), y por el otro la ciudad de Kutná Hora.

Volvemos a la pensión andando, lo que nos lleva unos 35 min. Nana ya ha preparado los sándwiches para todos, con lo que ganamos mucho tiempo. Me ducho rápidamente, recogemos los trastos y nos vamos a la estación para pillar el tren de las 12:59. Devolvemos las llaves en recepción, pero no está el hombre que dice “Hello” cuando se despide, una pena, pq era muy simpático y queríamos agradecerle el trato recibido.

El tren llega como 15min. tarde con lo que toda la serie de trenes que nos toca coger hoy hasta casa se retrasa. Una vez llegamos a Praga tenemos que cambiar de estación (hay en total 3 estaciones de tren) y tras un intento fallido de hacer el cambio a pie, pues a Nana le duele el tobillo, volvemos a la estación central Hlavni Nadrazi. Allí pillamos el metro, bastante moderno por cierto, dirección a la estación de Holesovice. Nos toca esperar hora y pico.

Sentados esperando que anuncien el andén desde donde saldrá el tren, vemos a los turistas ir y venir. Los yonquis se meten en el baño de la estación y los seguratas les riñen cumpliendo así cada uno con su papel. Con las últimas monedas que me quedan compro una tableta de chocolate con trozos de cacahuete y albaricoque. Entre que se llama Studentská y que lleva albaricoque, me figuro que será algún producto auténtico Checo. Pero nada más lejos de la realidad, al girar el envoltorio veo que lo produce Nestlé. Viva la globalización! Nana cambia lo que nos queda de moneda checa por euros.

Así de viejos y cascados están algunos trenes checos.

Por fin anuncian el andén, pero el tren llega con 20 min. de retraso. Eso representa que una vez más toda la cadena de trenes hasta Weimar se retrasa. Pero ya empieza a ser menos divertido, si nos falla algún tren más tendremos que pasar la noche en alguna ciudad alemana.

Subimos al tren de camarotes hasta Dresen. En esta ocasión es bastante más moderno, y es la primera vez que veo pasar a un camarero con su carrito ofreciendo bebidas y comida en un tren, como si una azafata de vuelo se tratase. El transcurso del viaje bien, comemos nuestros sándwiches y jugamos a un domino de bolsillo que encontré en casa. Al llegar a Dresden compramos nuestro billete “landen-ticket” y preguntamos por las combinaciones de trenes regionales hasta Weimar. Tenemos una hora hasta que salga el próximo y damos una vueltecilla por el exterior de la estación. Nos subimos al tren y llegamos a Leipzig. Allí tenemos otra hora para relajarnos hasta el siguiente tren. Damos una vuelta, tomamos café y esperamos. Nuestro tren está anunciado en un andén que en teoría no corresponde. Preguntamos a varios revisores y nos dicen cosas distintas. Al final corremos hacia el fondo, quedan como 2min. para que salga el tren. Ahora ya lo vemos, pero está colocado en otra vía y tendríamos que correr hacia atrás y volver a correr hacia el tren. Imposible para esos 2 min. Así que miro a un lado y a otro y cruzo las vías. Era eso o perder el último tren a casa. Nos subimos y esperamos que no nos hayan visto y nos multen por ello. El tren arranca y nos sentimos aliviados. Nos reímos con esa risa nerviosa que uno suelta cuando ha hecho algo que está prohibido, e inventamos personajes ficticios para pasar desapercibidos si nos pillan. A la media hora hacemos el último cambio de trenes en una estación pequeñita.

Estamos en el tren dirección Weimar. Exhaustos, pero contentos por haber llegado en el día de hoy, aunque sea la 1 de la madrugada, nos despedimos de Keira y nos vamos a casita."

FIN