Cada individuo intenta buscarse el pan como puede. Algunos lo hacen poniendo la vista en el futuro, estudian, van a la universidad y luchan a capa y espada para conseguir un cargo importante y, sobretodo, bien pagado para vivir comodamente. Y si no tienen que agachar su sacra espalda para nada, pues mejor. Otros han considerado que los estudios no eran lo suyo, pero aún así siguen la corriente y se buscan el trabajo mejor pagado a cualquier precio, incluso si se tiene que agachar la espalda, les da igual si se justifica con un buen sueldo para no privarse de ninguna comodidad.
Pero, aunque algunos no lo crean (pq el humano tiene una facilidad acojonante para olvidar el pasado), también hay otras formas de vivir. El mío, como el de otr@s, no es un camino recto, suelo dar tumbos, me entretengo en los meandros del presente yendo de un lado para otro. Tengo una curiosidad insaciable y me gusta aprenderlo y sentirlo todo (o casi todo). Digamos que algunos se labran más el futuro y yo me labro más el presente.
Cuando uno tiene un camino marcado sabe (mas o menos) qué puertas debe abrir y cúales no le interesan; con la ventaja de no titubear en el camino hacia una cumbre, pero con la desventaja de irse dejando muchas cosas por el camino. Por el contrario, cuando no se tiene marcado, toda puerta (o casi) entraña un descubrimiento, el sabor de algo nuevo. Tan tentadora, a mi parecer, esta última oferta, que en un mundo en el que "todo vale" podemos llegarnos a sentir desasidos, perdidos en mitad de un caos absoluto... conviviendo con la sensación de estar en todo momento encima de una cuerda floja.
Así que, como descubrí hace tiempo, creo que lo mejor es un equilibrio entre las partes. Ni obsesionarte con la cumbre, con lo cúal te estás perdiendo la belleza de todo el camino, ni tampoco obsesionarte con el camino... pues no solo no llegarás a ninguna cumbre (que no tiene porqué ser importante) sino porque puede ser que acabes perdiéndote.
PS: El otro día leyendo El Profeta, descubrí estas palabras que vienen a resumir y complementar toda esta parrafada de más arriba, son palabras de Khalil Gibran:
"Vuestra razón y vuestra pasión son el timón y las velas de vuestra alma viajera. Si vuestras velas o vuestro timón se rompieran, no podríais más que agitaros e ir a la deriva o permanecer inmóviles en medio del mar. Porque la razón, gobernando sola, es una fuerza limitadora y la pasión, desgobernada, es una llama que se quema hasta su propia destrucción".
PS2: Constantino Cavafis nos deleita en su poema Ítaca con versos como estos:
"Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que itaca te enriquezca.".
"Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.".
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